Descripción resumida
Contar con ciudadanos y ciudadanas más informados, más concienciados y también
más participativos es el objetivo de la Educación para el desarrollo. La Educación para el Desarrollo facilita la comprensión del mundo globalizado,
La ED debe favorecer el conocimiento de las realidades y las causas que explican y
provocan la existencia de la pobreza y la desigualdad y condicionan nuestras vidas
como individuos pertenecientes a cualquier cultura del planeta.
Adquirir estos conocimiento, valores y actitudes es la base para formar ciudadanos y ciudadanas críticos y comprometidos con el cambio social, con la construcción de una sociedad más equitativa y con oportunidades de desarrollo y bienestar para todos y todas.
La adolescencia y la juventud es una epata crítica en la que chicas y chicos conforman
su personalidad, se sitúan en el escenario social y van construyendo sus propias
definiciones para interpretar el mundo. Y sin embargo los miembros adultos de la
sociedad estamos ofreciendo unos modelos contradictorios. Estamos asistiendo a una
situación de debilidad de valores y modelos morales de comportamiento, que inciden en la forma de entender el entorno y de relacionarnos. La búsqueda permanente de bienestar, dinero y consumo se alzan como valores de integración social dominantes en nuestros días. Todo parece atender a criterios mercantiles de operatividad, rentabilidad y eficiencia en los diversos órdenes de la actividad humana. Nos encontramos en las relaciones sociales con nuestros adolescentes y jóvenes, una sociedad que se manifiesta muy frágil y contradictoria: muy permisiva a la vez que exigente y controladora, defensora de idealismo y transmisora de materialismo, muy insegura a la hora de marcar límites claros.
Los desajustes que se observan en nuestro sistema social arrastran consigo fuertes
sentimientos de aislamiento y actitudes conformistas, de modo que el joven tratará de hacer igual que todos los demás para sentirse idéntico a ellos y esconder así su
soledad, es decir tratará de adaptarse al modelo social dominante: competitividad consumo. En este contexto se genera una serie de comportamientos sociales:
desvinculación personal de los procesos sociales, desmotivación, falta de compromiso
ideológico, desvalorización del esfuerzo; en su lugar aparece el individualismo
adaptativo guiado por la idea de supervivencia y/o de competencia, la huida hacia
delante, no se sabe bien hacia dónde, que se va a camuflar en la búsqueda del
bienestar y la evasión.
Ante esta realidad estamos convencidas de que es un buen momento para intervenir con adolescente y jóvenes desde la educación informal y no formal para sentar las bases de una ciudadanía joven democrática, solidaria y comprometida con el bien común.
Presentamos un proyecto de continuidad porque hemos constatado que ofrecerles una formación y la oportunidad de ejercer voluntariado es un método muy eficaz para trabajar las actitudes y valores que implican la educación para el desarrollo.
Son muchos los y las jóvenes que se acercan a la Casa Joven para demandar
actividades que puedan hacer en verano para ocupar su tiempo y sentirse útiles
mientras se divierten y aprenden. Igualmente madres, profesoras y profesores nos
preguntan por actividades para que chicas y chicos realicen en verano alguna labor
social con la que aprendan y se diviertan.
?Fomentando los valores de la ciudadanía global en la juventud a través del
voluntariado. Voluntariado joven, verano 2023?, pretende ser un instrumento más de educación en valores que contribuya a formar jóvenes, libres, autónomos, críticos, comprometidos, responsables, capaces de contribuir a la formación de una sociedad
más justa y solidaria. Se trata de un proceso de educación no formal que promueve el conocimiento, las actitudes y las habilidades, relevantes para vivir de forma
responsable, comprometida, fraterna y solidaria en un mundo complejo y diverso.