Descripción resumida
Los menores atendidos directamente por el proyecto en la sede Samac, Alta Verapaz,
comprenden edades de 3- 15 años, procedentes de medios rurales y empobrecidos.
En 2006, año de la última estimación de la pobreza en Guatemala, poco más de la
mitad (51%) de la población vivía en condiciones de pobreza y 15% en condiciones
de extrema pobreza. Debido a la exclusión histórica de la que han sido objeto los
pueblos indígenas, sus índices de pobreza son más alarmantes. Las comunidades a
las que va enfocado este proyecto tienen las mismas características. La pobreza es la
causa fundamental de la inseguridad alimentaria, limitado acceso a tierra cultivable
para los agricultores de subsistencia; insuficiente producción de alimentos básicos,
malas condiciones físicas o económicas; deficiencias en servicios de salud,
saneamiento y educación. Como resultado de esta situación, los niños y niñas
presentan unos índices insuficientes de peso y estatura correspondiente a su edad.
Presentan malas condiciones de salud: con enfermedades pulmonares, digestivas y
de la piel, infecciones intestinales, escabiasis, virus, avitaminosis.
Faltos de vacunación, unas veces porque los servicios de vacunación no se
proporcionan a las comunidades, se une la falta de conciencia de las familias para
buscar las formas de acceder a estos servicios, aunque sea trasladándose a largas
distancias. Se evidencia que el tema del cuidado salud no está en el imaginario de las
comunidades; ya que lo ven como algo inalcanzable. Esto es parte de los procesos
por los que está apostando Futuro Vivo, desde varias de sus intervenciones.
Las mujeres presentan las siguientes características: La mayoría son jóvenes casadas
(52%), seguido por un gran porcentaje que vive en unión de hecho (28%) y el resto
son solteras, viudas o separadas (20%). La mayoría tienen hijos y habitan en hogares
en su mayoría compuestos por 5 miembros. Muchas de estas mujeres están
embarazadas.
A pesar de desempeñar un papel clave en el bienestar y desarrollo sostenible de sus
comunidades, en la conservación de los ecosistemas y de la diversidad biológica y en
la propia gestión sostenible de los recursos naturales, el cambio climático está
afectando a las mujeres y a las niñas de una manera desproporcionada. En un reparto
de tareas que aún continúa perpetuando unos roles de género que discriminan y
limitan sus oportunidades, las mujeres y niñas mantienen una estrecha vinculación
con la naturaleza en sus actividades cotidianas, como son la recogida de agua para
cocinar y limpiar, el uso de la tierra para pasto del ganado, la búsqueda de alimentos
o la recogida de leña, entre muchos ejemplos (Naciones Unidas, 2021). Unas tareas
que varían en base al contexto específico, pero que en general son cada vez más
arduas debido a la gestión insostenible de los recursos naturales y a una respuesta
ciega al género ante los desastres naturales.
Estas dinámicas incrementan aún más las ya existentes brechas de género respecto
a las oportunidades de acceso, uso, gestión y control de recursos medioambientales,
económicos, sociales y culturales, perpetuando la feminización de la pobreza y
agudizando la inseguridad de las personas más vulnerables, y en particular de las
mujeres y niñas.
En relación a servicios de agua y saneamiento: 6 de las comunidades indican que
poseen letrinas aboneras. Sólo el 5% de las familias de Santimtacá indicó que posee
drenaje. El 100% de las familias de las otras 6 comunidades indica que no posee
ningún tipo de drenaje. Las comunidades de Samac y Sanimtaqá indican que el 29%
y el 94% respectivamente poseen el agua entubada, en Santo Domingo agua
entubada, la Chicoj-Raxquix, Chirrixpec, no poseen agua entubada. En lo que respecta
al manejo de la basura, aproximadamente el 95% de las familias de todas las
comunidades indica que queman los residuos, provocando con ello contaminación al
medio ambiente. (Anexo encuesta línea base 2019